sábado, 9 de marzo de 2013

GREY. La oficina

Me dirijo a la sede principal de la multinacional del señor
Grey, un enorme edificio de veinte pisos, una fantasía arquitectónica,
todo él de vidrio y acero, y con las palabras grey house en
un discreto tono metálico en las puertas acristaladas de la entrada.
Son cuarto para las dos cuando llego. Entro en el inmenso—y
francamente intimidante—vestíbulo de vidrio, acero y piedra
blanca, muy aliviada por no haber llegado tarde.
Desde el otro lado de un sólido mostrador de piedra me sonríe
amablemente una chica rubia, atractiva y muy arreglada. Lleva
el saco gris oscuro y la falda blanca más elegantes que he visto jamás.
Está impecable.
—Vengo a ver al señor Grey. Anastasia Steele, de parte de Katherine
Kavanagh.
—Discúlpeme un momento, señorita Steel—me dice alzando
las cejas.
Espero tímidamente frente a ella. Empiezo a pensar que debería
haberme puesto un saco de vestir de Kate en lugar de mi chamarra
azul marino. He hecho un esfuerzo y me he puesto la única
falda que tengo, mis cómodas botas marrones hasta la rodilla y
un suéter azul. Para mí ya es ir elegante. Me paso por detrás de la
oreja un mechón de pelo que se me ha soltado de la coleta fingiendo
no sentirme intimidada.


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