viernes, 24 de mayo de 2013

SOMOS INJUSTOS...

En los días en que un helado costaba mucho menos que ahora, un niño de diez años entró en un establecimiento y se sentó en una mesa. La camarera puso un vaso de agua enfrente de él. ¿Cuánto cuesta un helado con chocolate y nueces? Pregunto el niño; cincuenta céntimos, respondió la camarera. El niño sacó su mano del bolsillo y examinó su número de monedas.
¿Cuánto cuesta un helado sólo?, volvió a preguntar. Algunas personas estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente. Treinta y cinco céntimos dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. Quiero el helado sólo dijo. La camarera le trajo el helado con mala cara, puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño termino el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la camarera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces descubrió lo injusta que había sido. Allí, puestos ordenadamente junto al plato vacío había veinticinco céntimos... su propina.



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